“Entonces le preguntó en concreto si sabía que los hermanos Viciaro lo buscaban para matarlo. “Se puso pálido, y perdió de tal modo el domino, que no era posible creer que estaba fingiendo,” me dijo. Coincidió en que su actitud no era tanto de miedo como de turbación.”
Santiago trató de acordarse porque los gemelos quieren matarlo. Hace un día que los tres estuvieron celebrando la boda, hablando sobre la niñez, jugando un juego de carta, y bebiendo. Todo era normal, pensó Santiago. Dijo adiós a Nahir Miguel y empezó a caminar a su casa, ya pensando. Somos amigos, ¡no quisieron matarme! Pero, ¿cómo y por qué sabe Nahir? ¿Y por qué estaba enojada Flora? Se pierde en sus pensamientos, y cuando despertó de su ensueño, estaba en frente de la tienda de María Alejandrina Cervantes. Por un momento, pensando si puede entrar en el bar por una bebida, pero algo lo paró. Del rincón de su ojo, Santiago vio su mejor amigo, Cristo Bedoya. Parece que Cristo ya estuvo en el bar y estuvo caminando afuera del pueblo. Ay, mi mejor amigo. Es posible que él sepa porque los gemelos quieren matarme, él pensó. Entonces, empezó a perseguir a Cristo. Todo el pueblo miró a Santiago cuando él corrió por el pueblo y grupos de personas. Todos pensaron que él supo que los gemelos, en el momento exacto que Santiago vio a Cristo, estaban saliendo de la tienda de María Alejandrina Cervantes, cuchillos en mano, listos para matarlo. Gritos y exclamaciones estallaron de la muchedumbre, los bebés lloraron, una mujer se desmayó. Todos saben que fue la última vez que iban a ver Santiago Nasar.
Santiago no pudo perseguir Cristo nunca más, de hecho, perdió su sendero. Entonces, corrió por una milla en el bosque para nada. Pero está bien, Santiago caminó a su casa. Puede hablar con Cristo después. Caminó por unos minutos cuando oyó algo detrás de él. Fueron los gemelos Vicario con cuchillos en sus manos. Corrió a su casa con los gemelos pisándose los talones de Santiago. Alcanzó a la puerta, pero no estaba sin tranca. Los gemelos gritaron y corrieron a Santiago con sus cuchillos en el aire. Santiago hizo un gesto de dolor.
-¡PARA!- gritó un voz. – ¡NO MATEN A SANTIAGO!- Ángela aparece detrás de sus hermanos. Los dos vieron a ella. –No pueden matar al padre de mi hijo nonato.-
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