Anna
Conda era una niña muy estrafalaria. Ella sinceramente creía que era
una serpiente. Ella siempre comió su
desayuno en un bocado, y ella hizo segura nunca masticar para nada. Viajó
sólo por deslizamiento en su estómago, y con frecuencia hizo intentos fallidos
de doblez en una bola. De todos maneras, un día ella cayó en amor con el amor de su vida, un muchacho
que pensó que era un gusano. Fue muy sucio y casi
nunca se lava. Jugaron
los juegos, como ríe el niño oruga inferior por el camino. Bailaban. Bailaban un baile muy enfermera.
Bailaban. Bailaban. Bailaban. Un día, una malvada bruja hizo que el
muchacho cuenta que fue humana, por lo que tomó una ducha y abandonó. Era un
dia muy triste en la vida de Anna. Ella lloró. Lloró. Lloró. Lloró. Sólo empezó a pensar su vida fue
un fracaso, cuando conoció a Erik Sprague, también conocido como el lagarto
hombre. Ellos viajaron por el mundo, tocando en todo el mundo. Pero en el
final, completamente
olvidado sobre niño gusano y regresa con su vida.
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